Catálogo de Cinespañol

Si buscamos en el diccionario de la RAE la definición de la palabra “restaurante”, encontraremos lo siguiente:

1. Establecimiento público donde se sirven comidas y bebidas, mediante precio, para ser consumidas en el mismo local.

Acorde a esta definición podemos deducir que la esencia de un establecimiento de estas características es que un público acude para, a cambio de dinero, degustar lo que en este local se ofrece. Ahora bien; ¿qué ocurre si prácticamente la mitad del tiempo no se sirven comidas, no se atiende a ningún público y encontramos a un grupo de personas trabajando en diseñar una serie de platos, bastantes de los cuales nunca serán ofrecidos a sus clientes? ¿Durante ese periodo dicho establecimiento puede seguir llamándose restaurante? Seguramente sí, pero quizás la definición quede algo coja y no abarque ni explique con exactitud lo que allí ocurre. ¿Laboratorio de investigación gastronómica? Demasiado pomposo. ¿Centro de experimentación culinaria? No exactamente. En nuestro documental nos aproximaremos a ese periodo en que el equipo de Mugaritz trabaja a puerta cerrada para diseñar casi desde cero un menú en el que no caben las repeticiones de “grandes éxitos” del pasado; cada temporada es un salto al vacío imprevisible con propuestas nuevas, a menudo insólitas, un camino repleto de preguntas que con suerte se responden en la apertura del restaurante cada temporada, un ejercicio de funambulismo gastronómico en el que este grupo de cocineros se desafían a sí mismos con el objetivo de desafiar a los comensales curiosos que recojan el guante y acepten el reto.